- Bueno, nunca lo encontrarás.
- ¡Pero ya lo he encontrado!
- Entonces, no tardará en querer que le construyas tú una fortaleza con tus tetas y tu coño y tu pelo y tu sonrisa, y con tu olor.
Y un lugar donde pueda sentirse lo bastante a gusto y seguro para poder venerar el altar de su propia polla.
- ¡Pero lo he encontrado!
- No, estás sola. Estás totalmente sola. Y no te librarás de la sensación de estar sola hasta que no veas la cara de la muerte. Bueno, eso suena a gilipolleces románticas. Hasta que no metas el morro en el culo de la muerte.
De morros con su culo... hasta que descubras la esencia del miedo.
Y entonces, quizás... Quizás entonces lo encuentres.
- Pero ya he encontrado a este hombre.
¡Eres tú¡ ¡Tú eres ese hombre¡
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